domingo, 18 de febrero de 2007

llegada

Son muchas las diferencias entre el país de mi origen y el país donde vivo. En cierto modo, se podría decir que el país del que me fui ya no existe, tal ha sido su crecimiento económico y la cantidad de personas de otros países que se ha instalado en él.

Yo formo parte de los que se han instalado en Alemania. Probablemente, mi caso no es el más típico; me vine siguiendo a una mujer, me quedé a vivir con ella y, finalmente, me separé (o mejor dicho, me separó :-)

Al principio todo es provisional, es una prueba que uno desea superar, que podría, empero, acabar mal, en un regreso precipitado. La prueba consiste en un examen del lugar para contestar la pregunta: ¿me interesa seguir viviendo aquí?.

En mi caso, el resultado de la prueba es evidente: desde entonces han transcurrido diez años, y aquí sigo.

Llegué aquí cargado de prejuicios; mis prejuicios son como una caracola que sobrellevo a todas partes.

Cuando, ya adulto, fui por primera vez a Madrid, iba pensando en la posibilidad de que algún descerebrado nos atacase por llevar matrículas de Barcelona (fuimos con dos furgonetas a montar un stand en la feria del mueble). El recuerdo que tengo de Madrid es muy agradable.

Mis prejuicios sobre Alemania tenían que ver con el holocausto. Me imaginaba que, de alguna forma, habría huellas, signos, o conductas propias de un país capaz de elegir democráticamente un partido como el nacionalsocialista y organizar semejante matanza en Europa.

Y la verdad es que no daba crédito a mis ojos.

3 comentarios:

Maripuchi dijo...

Esta mañana escuché en la radio que un alto porcentaje de franceses y alemanes sueñan con trabajar en España.
Y yo me pregunto ¿qué tipo de moto les habrán vendido? ¿Piensan que aquí vivimos haciendo siesta/fiesta todo el día? Si es uno de los países europeos donde más horas gratis se trabajan ...

Mi marido vivió cinco años y medio en München y cuenta maravillas.
Mi cuñada nació en Frankfurt y vivió allí hasta los 15 años. Con la muerte de Franco sus padres regresaron.

Visto desde fuera (yo no he estado nunca en Alemania), con algún conocimiento de causa (marido-cuñada-amigos), creo que Alemania es un país bueno para vivir.
Supongo que echarás de menos el sol, pero también aquí echamos de menos veranos templados ...

zalakain dijo...

Qué pequeño es el mundo ... :-)

Yo diría que sí, que, en general, Alemania es un buen país para vivir. Es cuestión de gustos y actitudes. Hay dos polos opuestos en la personalidad alemana: la cortesía extrema (que casi parece un deporte -para mí- impracticable) y la arrogancia despectiva. Esta última casi sólo es visible en gestos, raramente en palabras.

No pocos alemanes tienen una visión idílica de España; no ya de España, sino del Mediterráneo (con el que la identifican: a algunos alemanes se les hace un ocho en el cerebro si les dices que hay una España no mediterránea).

Echo de menos la luz, no el calor; hay que decir que cuando aquí luce el sol, desaparecen todos los males, el paisaje no es tal paisaje, es un paraisaje :-)

Miriam Jaramillo dijo...

Un saludo especial.Tienes mucha razon en lo que dices.Cualquiera que sea el motivo,por el cual dejamos nuestra patria;siempre sera un placer recordarla.En los momentos tristes y aun en los de felicidad,las anoranzas siempre son las mismas.Me encata como escribes.Felicidades.Miriam